Obra S/T
Autor: Mateo Oviedo
Año: 2014
Esta fotografía de Mateo Oviedo, tomada en el Club Peñarol, ubicado en el popular Barrio Pirola, forma parte de su libro Paranaensis, editado por Ana Ediciones en 2018, volumen en el que se recopilan veinticinco de sus fotos callejeras –dedicadas a los habitantes, las calles, los paisajes y detalles característicos de Paraná–. «Una manera de agradecer todo lo que esta ciudad me dio», comparte el autor.
Oviedo es músico y fotógrafo nacido en Córdoba en 1978. Trabaja como reportero gráfico en el Diario Uno de la capital entrerriana desde 2010. Comenzó su camino en la fotografía gracias a su amigo, el fotógrafo Pablo Merlo, quien le brindó las primeras herramientas y conocimientos. Junto a su colega Jeremías Romero lleva adelante el proyecto #lafotodelovierne en Instagram, y en la misma red social publica sus obras bajo el seudónimo elojobizarro. Además, Oviedo coordina talleres sobre fotografía callejera, abiertos al público en general.
Respecto a la foto que muestra al niño trepado al alambrado del club Peñarol, absorto y atento a lo que sucede en la cancha, Mateo comentó, en ocasión de la muestra 207 años de Paraná, organizado por la Secretaría de Cultura municipal, para la que seleccionó esta imagen: «Elegí esa foto por mi amor al fútbol y porque de alguna manera me lleva a donde me crié. Siento a Paraná como un gran barrio donde se suceden muchísimas escenas de mi infancia. En Paraná las relaciones humanas son lo primero, el tesoro más valioso de esta ciudad que anda en un tiempo que amo, el que más me gusta, y por eso la elijo para vivir».
Ubicado al sur de las vías del ferrocarril, en esas cuadras que caen hacia el arroyo Antoñico, el Club Atlético Peñarol, conocido como «Peña» y «El Tricolor» (por su distintivo blanco, negro y celeste), se encamina a cumplir el centenario de su creación. Fue fundado el 18 de noviembre de 1926, el mismo año que otro mítico club de fútbol, su clásico rival, Sportivo Urquiza del barrio La Floresta. Ambos están dentro del lote de los más antiguos de la ciudad. El estadio de Peñarol, con capacidad para dos mil personas, al que se accede por calle Pirán, lleva el nombre de Aníbal Giusti y tiene la particularidad de contar con una única tribuna, sobre la calle Ituizangó. En su fachada se puede leer, pintado con brocha gorda sobre la pared blanqueada, «Ni un momento, ni la eternidad. Esto va más allá».
En la contratapa de Paranaensis, Ignacio Bogino comparte: «A Mateo se le pegó una ciudad entre los párpados hace tiempo, desde que lo adoptaron sus calles. Entonces el ojo llora y ríe, dispara contrastes en la intimidad de lo visible. No solo hay que apuntar, hay que hacer foco, subir y bajar, mancharse de río, rasparse de veredas. Todo está al alcance de los días. Mateo fragmenta, nos convida las huellas, nos hace pensar en tanto claroscuro. Entonces miramos, y lo que antes no veíamos, ahora nos emociona».
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