Coplas del Antoñico
Autores: letra de Raúl Rossi / música de Walter Heinze
«Coplas del Antoñico» es una milonga dedicada al arroyo Antoñico, afluente de la capital entrerriana que pasa por barrios aledaños de la ciudad hasta desembocar en el río Paraná. Las Flores, Humito, San Agustín («San Agüicho»), La Floresta y Puerto Viejo son nombrados en la canción con aire de chamarrita.
Raúl Alberto Rossi escribió esta obra durante su residencia en Paraná. Esta canción pertenece, según el autor de su letra, «a un conjunto realizado expresamente para la guitarra de Walter. Las he realizado con gusto, pues pertenecen a una experiencia, sentimientos del paisaje y de la gente, no expresable, creo, sino en la amistad de la guitarra y el canto».
Walter Heinze (Crespo, 1943 – Paraná, 2005) fue guitarrista, compositor, cantante y docente, egresado del Instituto Superior de Música de Santa Fe (Universidad Nacional del Litoral). Ha actuado en todo el país, como así también en Chile, Brasil, Paraguay, Uruguay y Francia. Algunas de sus obras para guitarra han sido editadas por Editorial Henry Lemoine, de París; Ediciones Yotolt, de México; y Ricordi, de Argentina. Es reconocida su labor como maestro de gran cantidad de guitarristas de la región.
Hay varias versiones de «Coplas del Antoñico», además de la Heinze. Una de ellas es de Miguel «Zurdo»Martínez. Otra, es una versión fusión de Luceraboy, que incluye unos pasajes rapeados por Nazareno Moreno que le suma una capa de sentido a la obra original.
«Nos conmueve, es fresca, es sencilla y muy profunda en cuanto a lo que aborda: las periferias de la ciudad, las que están después del puente, del arroyo», le dice Andrés Leiva, de Luceraboy, a MDA. «Me pareció rebueno ponerla en juego con la actualidad; por eso le incorporamos una ayuda a través de Nazareno Casís que nos puso una lírica de lo que representa para él el Antoñico y para todas las luchas ambientales, en cuanto es un arroyo entubado, históricamente entubado, que ha sido «reflejo de la pobreza». Lo pusimos en funcionamiento a través del reggae porque fluyó así», explica. «La pusimos a rodar otra vez como estandarte de una lucha social de la cual está inmersa por la mirada de lo que significaba los bordes de la ciudad; y conjuntamente con eso la mirada de la ecología y el ambiente, de lo necesario para el buen vivir. Luceraboy enarbola ese estandarte de arroyo Antoñico como una pieza fundamental de buen vivir cotidiano», concluye Leiva.
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Fotografía de Heinze: UNO/archivo
Versión de Walter Heinze
Versión de Luceraboy con las intervenciones de Nazareno Moreno
Versión de Miguel «Zurdo» Martínez
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