Obra: Puente
Autor: Francisco Martínez Segovia
Año: 1964
«Puente» es una poesía de Francisco Martínez Segovia (1909-1991) dedicada al Puente de los Suspiros, ese que traza su arco no sobre un arroyo o un río sino sobre una calle ondulada, fresca, estrecha, sobre la que los jacarandás dejan caer sus flores. Está incluida en Pregón y canto, editado por Colombo en 1964, en el que se reúnen, además de poemas, prosas sobre la ciudad, sus calles, edificaciones y el entorno natural dominado por el río Paraná. De algún modo, el volumen es una invitación a recorrerla, que concluye sugiriendo: «Vayamos, peregrino o ciudadano, por las sendas de la buena voluntad lugareña».
El Puente de los Suspiros, que comparte su nombre original con el famoso puente de Venecia, fue inaugurado en 1896, un año después que el Parque Urquiza. La obra es de Santos Domínguez y Benguria (1841-1905), quien también tuvo a su cargo la construcción del Puente Blanco, del Puente del Arroyo Antoñico y del Palacio Municipal, entre otros. Se emplaza en la Costanera alta, a escasos metros del Rosedal y del Monumento a Urquiza, junto al Paseo de los Poetas.
Según detalla el artista plástico Hugo Ugalde, bisnieto de Santos Domínguez y Benguria, en El mundo en un detalle: El Puente de los Suspiros, la obra se concibió para resolver una falla topográfica: «La barranca planteaba el desafío de un suelo irregular, y el soñador don Santos Domínguez le hizo frente con un puente de estilo románico, con su arco etrusco por el que se puede pasar sorteando el camino bajo, por el que circulaba el tranvía que descendía hasta el Puerto Viejo». Así, el puente, de ladrillos vistos y almenas, que en su primera época lucía también cuatro torretas, simbolizaba un arco de bienvenida para quienes llegaban a la ciudad por vía fluvial.
Francisco Martínez Segovia nació en Paraná. En 1934 se recibió de abogado en la Universidad Nacional de Buenos Aires, y en ese mismo año comenzó a desempeñarse como escribano en la notaría de su padre, Francisco V. Martínez. Fue autor de numerosos textos jurídicos y profesor universitario. Publicó los libros de poemas Alta Tierra (1950) y Crónica ingenua (1977), además del ya mencionado Pregón y Canto, y el volumen póstumo Mundo Íntimo (1991).
Su hija, Susana Martínez, comparte con Mapa de las Artes que «mi papá tenía una gran conexión con la ciudad, la amaba, a ella y al río. Y su entusiasmo era tan grande que buscaba compartirlo con todos a través de sus escritos».
Desde hace años, la tradición local indica que los automovilistas que se aventuren a pasar por debajo del Puente, aún hoy de connotaciones mágicas y románticas, deben hacer sonar la bocina para que los deseos se cumplan.
En 1986 el Puente de los Suspiros fue bautizado con el nombre Francisco Martínez Segovia en reconocimiento al escritor.
Puente
Tu puente no tiene río.
Cruza, tan solo, una calle.
No tiene arroyo ni foso.
Bajo de él corre la tarde.
Pero tu puente almenado
de arco breve y viejo alarde
une la visión del río
con la umbría paz del Parque.
¿Qué no tenga arroyo o río?
¿Qué el rumor del agua falte?
Convento, pero ¿cuál otro
tiene debajo tal calle?
Ondulada, fresca, estrecha
más que arroyo, deslizante.
Ven a verla, forastero
en la umbrosa paz del Parque.
¿Qué el arco es breve? De acuerdo.
Pero es que… sea en la tarde,
en la noche penumbrosa
o en la mañana radiante
siempre hay prisa por llevar
una estrofa del paisaje
para decirla al oído
en la umbría paz del Parque.
Y hay veces que las almenas
del puente breve del Parque
sienten, alegres, correr
como un agua azul, la calle.
Es cuando están madurando
los tiempos primaverales
y vierten, bajo el puente,
su flor los jacarandáes.
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